Por: Rodrigo Zepeda
Compañeros,
chefs, profesores, personal administrativo, padres de familia y amigos, a
continuación tendré el atrevimiento de decir unas palabras para homenajear a
ésta generación que se despide y se prepara para dar un salto de fe, que una
vez más se avienta al ruedo, pero ésta vez para enfrentarse a la realidad,
probarse que son capaces de hacer cualquier cosa, de equivocarse, de caer, de
levantarse y de sentir hambre; hambre de
aprender, de crecer y de llegar tan lejos como sus sueños lo permitan.
Describir
tres años pareciera sencillo, pero como hablar de tan ricas imágenes, tantos
exquisitos poemas que caminaron por aquellos pasillos y cocinas, como no querer
regresar aunque fuera un ratito a pasear entre aquellas preparaciones que
cantaban las ollas y sartenes, como no regresar a escuchar las armonías de
aquellos potajes y guisos que transportaban a otras ciudades, épocas e
historias.
Después
de tres años de aprendizajes; inefables viajes dónde nos enamoramos, lugares
donde el tiempo parecía detenerse y momentos que querías que nunca se acabarán
porque era como un sueño del que no querías despertar. Después de tantos exquisitos
sabores y aromas que en su momento fueron totalmente nuevos y muchas veces desconocidos,
algunos coquetos y otros que te dejaban
imprimado con tal sensualidad, algunos de ellos más de una vez nos recordaban
aquellos desayunos, comidas y cenas con la familia, aquellas tardes de café y
galletas con la abuela, o simplemente el perfume de alguien especial.
Después de tanto tuvimos la dicha de conocer a
incomparables y excepcionales personas que llegaron a nuestras vidas para descubrir en ellas más que un compañero o
un profesor; un tutor, un guía, un ejemplo a seguir, un cómplice, un amigo y hasta
un hermano. Personas que marcaron más de un viaje, más de una clase, más de una
preparación, mejor dicho más de una ocasión con sus chistes, sus bromas, sus
peleas, sus intentos de “Limar Perezas, ¿verdad Luis?”, o sus increíbles frases
como “La atracción es lo que atrae”, “Visitas en la noche, sale bye . Viri.”, o
de las mil y un frases de Toño y hasta nuestros apodos, o ¿no Dungs, Besus,
Charpie, Montes, Hulk?, o todos y cada uno de los derivados con terminación
–rit, moscarit, chinarit, negr… bueno, entre otros.
Pero,
¿Saben? sobre todo, aquellos maravillosos instantes que se quedaran en la
memoria por simplemente compartir una bella sonrisa o una de esas risas que nos
hicieron más de una vez distraernos de la tensión y el estrés, sentir un dolor
en la panza y hasta llorar de tanta felicidad, no sé ustedes o si al Lic. Bosco
le hubiera parecido, pero yo si quisiera por lo menos, otros 20 días más de
compartir con ellos, el melifluo de sus risas.
No
cabe duda de que las mejores personas llegan cuando menos te lo esperas, y
muchas de ellas se van de la misma manera, y no podría dejar pasar la
oportunidad de agradecer a todas esas personas que no están más con nosotros,
que aunque falten físicamente, siempre las llevamos en nuestros corazones, en
cada una de las memorias, porque más de uno de ellos, siempre nos inspiró, nos
motivó y nos enseñó seguramente más de alguna cosa que en todo momento recordaremos;
sin embargo nunca serán suficientes las palabras y la tinta, como para expresar
la grandeza de las personas.
Así
que aquí estamos, a nada de dejar atrás una etapa, estamos culminando ese sueño
que comenzó hace 3 años, dónde no nos imaginábamos todo lo que íbamos a
encontrar en el camino, todas las experiencias, pruebas y adversidades que
viviríamos. Tal vez muchos crean que estudiar gastronomía es fácil, y tal vez
tengan razón; es bastante fácil cuando te apasiona lo que haces, es bastante
fácil cuando no importa cortarte, quemarte, cansarte por estar mas de 12 horas
parado, es fácil cuando aprendes a quedarte con lo bueno de las constantes
quejas, críticas, mentadas de madre, regaños injustificados y errores para así
forjarte un carácter digno de un cocinero. Y si, es fácil, para quien ama
crear, diseñar, sorprender, enamorar, enseñar y sobre todo cocinar para exaltar
los sentidos y satisfacer los sentimientos.
Llegó
el tiempo de comenzar a escribir nuestras historias, llegó el momento de
navegar por el mundo, buscando izar nuestros sueños para llegar tan lejos como
siempre quisimos. Como dijo Sabina siempre que comes de verdad, bebes de
verdad, besas de verdad, charlas con tus amigos de verdad, te enamoras de
verdad, viajas de verdad, lo más común cuando pones tanto en esas cosas es que
salgas lleno de cicatrices; sin embargo lo que al final cuenta, son las enseñanzas
y aprendizajes, hay que hacer que el miedo se convierta en curiosidad y que
nuestra voluntad sea la fuerza que mueva nuestra vida, por que algo si les
puedo asegurar y eso es, que no será fácil, y si no creemos en nosotros mismos
nadie más lo hará, así que ama, come, viaja y cocina de verdad o mejor no lo
hagas.
Así,
sin más, gracias por tanto, a todos y cada uno de ustedes; papás y hermanos que
sin importar los problemas económicos o hasta de ideales con estudiar ésta
carrera, siempre nos apoyaron, y fueron y serán siempre base esencial para cada
uno de nuestros pasos.
Amigos
y parejas que entendieron que cada vez es menos posible compartir con ellos,
por tanto trabajo y aún así ahí siguen, apoyando, sosteniendo y motivando.
Todos
y cada uno de los que conforman el Colegio Culinario de Morelia, muchas gracias
por que como bien dicen en su slogan, ahí fue donde se comenzaron a cumplir
nuestros sueños, y no hubiese sido igual sin los saludos de Don Evas por la
mañana, o el famoso “que pachio” de Paquito, sin el apoyo de Maguito, Lucerito,
Aure, Las Lupitas y sus chistes cada que ibas a pedir a cafetería. A Karla, Oli
y Ricardo por sus atenciones en los almacenes, a Yesi y Kari por siempre
recibirnos con una sonrisa al ir por cualquier cosa a recepción, gracias a Mari
Elena por siempre estar al pendiente de la documentación, gracias a Kari y Mari
por siempre responder las dudas de los pagos y recargos, pero sobre todo, gracias
a todos y cada uno de los Chefs y profesores que no solo nos enseñaban sus
materias, todos y cada uno de ellos siempre busco dar más de sí mismos con el
fin de apoyarnos, gracias Chef Joaquin, Chef Juan Carlos, Chef Viry, Chef
Ireri, Chef Fabián, Chef Jorge, Chef Lenin, Chef Victor, Toño, Angy, Fer,
Netza, Blanca, Ernesto, Jacqueline, Ana Lilia, entre muchos otros que nos
permitieron compartir con ellos una etapa de su vida profesional.
Por
último, solo queda agradecer por tanta armonía, felicidad y pasión que
compartimos. Agradecer por tanto que nos motivó a ser cada día mejor. Gracias
por permitirnos cocinar junto a ustedes parte de nuestras bases, sueños y
mejores recuerdos. Gracias por permitirnos compartir la felicidad de crear
cocinando. Gracias por ser la mejor de las serendipias.